Ella era sorprendente, misteriosa, sensual…
Thornton Lindsay, el duque de Penborne, con la cara marcada de cicatrices de guerra, apenas pudo creerlo cuando le dijeron que una hermosa desconocida había llegado a Londres afirmando haber sido su amante.
Caroline Anstretton tenía que huir desesperadamente, así que jugó la baza de que el solitario duque no abandonaría el refugio de su castillo para desmentirla, pero la perdió cuando él acudió a Londres a hacerle frente. Cortesana o charlatana, a Thornton le intrigó esa mujer misteriosa y sensual, pero las cicatrices de la guerra le impedían abandonarse a las frivolidades y averiguar qué había detrás de aquella sonrisa vulnerable…
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