Clayton
Masterson prefería estar solo, rara vez se unía a la civilización. Sin
embargo, no le quedó otro remedio cuando los incendios proliferaron
aquel año. Su sentido del deber lo obligaba a combatir ese infierno,
pero el de las líneas protectoras no podía compararse con el ardiente
deseo que le inspiraba la voluntaria Shelley Adams. Si podía acercarse a
esa fría y distante belleza, prendería una llama de amor en el corazón
de esa mujer… ¡y su resistencia se evaporaría como el humo!
Lass Small - El Solitario
Publicado por Anónimo
A las 7:44
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