Sam Rourke tenía muy mala reputación: demasiado dinero, demasiadas mujeres, demasiado guapo...
Sin duda, la fama y la fortuna eran una bendición, pero echaba de menos lo más básico: una familia.
Lindy iba a descubrir que el hombre que se escondía tras aquella imagen de donjuán era muy diferente a lo que aparentaba...
Pero había un secreto que Sam no se atrevía a compartir con nadie y Lindy lo descubriría en las peores condiciones...
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