Su jefe la había elegido… para dar rienda suelta a su pasión…
Charlotte
Hopkirk se había sentido atraída por su nuevo jefe nada más verlo, pero
sabía que sólo podría admirarlo de lejos. Además, el guapísimo Marco
Delmari parecía sentir debilidad por las mujeres extremadamente delgadas
y con aspecto de supermodelos, una descripción en la que no encajaban
las curvas de Charlotte.
Pero
entonces Charlotte tuvo que acompañar a su jefe a un viaje de negocios y
surgió entre ellos una pasión que no se parecía a nada que ella hubiera
vivido antes. Por eso aceptó una relación de conveniencia y no de amor…
A pesar de que estaba completamente enamorada.
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Ojalá el amor existiera como en esta novela.
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