Cuando
Gabbi se casó con Benedict Nicols, se habló de la boda de la década,
porque se unieron dos destacadas familias adineradas. Benedict se
convirtió en el director de un imperio, y Gabbi se transformó en la
esposa perfecta. Ella desempeñaba su papel brillantemente, pero nadie
hubiera sospechado su secreta tristeza: que amaba a su marido pero, para
él, su matrimonio era sólo un asunto de negocios, sexo y herederos.
Ella no quería quedarse embarazada como si ese hecho fuera parte de un
trato comercial, pero sabía que, si no lo hacía, su atractiva
hermanastra estaría deseosa de desempeñar el papel de esposa y madre.
Helen Bianchin - ¿Un matrimonio ideal?
Publicado por Anónimo
A las 6:40
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