—He esperado mucho este momento. Ya es hora de que pagues tu deuda. Sian no deseaba otra cosa que dejar atrás la amargura del pasado, pero resultaba evidente que el nuevo dueño de la empresa se consideraba su némesis. Blair la culpaba por la muerte de su amigo, y pensaba que era la hija mimada de un hombre rico. Estaba equivocado, por supuesto, pero aunque él escuchara la explicación de Sian, ¿le creería? Era una situación imposible, y se complicaba más por el hecho de que Sian no tenía intenciones de sucumbir a la atracción que existía entre ellos.
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